La transición de primaria a secundaria es de las más significativas para el
niño en edad escolar. Uno de los cambios característicos del paso de 6º curso a
1º ESO es la “repentina” desmotivación hacia
la tarea de estudiar, pues las asignaturas
aumentan en cantidad y complejidad. El aumento del número de profesores…
Motivar a un adolescente para que estudie es
de las cosas más difíciles con la que los padres se enfrentan en la educación
de sus hijos. Por una simple razón: estudiar es MUY ABURRIDO y más si no sabes cómo hacerlo. Otro
factor que afecta especialmente a la falta de motivación hacia
el estudio es la dificultad que tienen los adolescentes a la hora de valorar las
recompensas a largo plazo. Y estudiar,
es una carrera de fondo, no de velocidad; y los frutos los recogemos, en
ocasiones, DEMASIADO TARDE.
¿Cómo plantear la necesidad de que estudie?
A. “Por qué estudiar”
En este tema tenemos que ser
directivos y firmes. Le explicamos a nuestro hijo que la vida no es sólo juego.
Todo lo que uno posee o hace (ropa, móvil, ordenador, ir al cine…) ha costado
un esfuerzo
PREVIO por parte nuestra, un dinero y horas de trabajo. Él no
tiene que buscarse la vida aún, pero sí tiene EDAD para empezar a descubrir que en un futuro no
muy lejano, para disfrutar de las cosas materiales y experiencias de ocio
tendrá que ganar dinero y que para ello deberá trabajar. Y su trabajo AHORA es,
precisamente, estudiar. Aunque a su vez, le hacemos ver que el
tiempo no es SÓLO obligaciones, sino que tras el duro esfuerzo vienen las
recompensas y el descanso merecido; por lo que también tendrá momentos de ocio
que se le respetarán si cumple con su OBLIGACIÓN. Esto se puede extrapolar al tema de las
tareas y responsabilidades en el hogar. En casa vivimos todos y TODOS tenemos que echar una
mano (dentro de
nuestras posibilidades y edad, por supuesto).
B. “Para qué estudiar”
Evidentemente para tener oportunidades de
empleo. Esto no es sencillo de inculcar y requiere una labor paralela de orientación vocacional, porque si le preguntas a un adolescente por cómo
se ve dentro de 20 años seguro que responde que la vida le sonreirá, y ganará
dinero de sobra casi sin hacer nada. Desmontar esta fantasía con ejemplos cercanos (conocidos
que no tengan trabajo porque no están suficientemente formados o que tienen que
trabajar en algo que no les gusta porque ahora te piden carrera, máster e
idiomas para ser “mileurista”), puede ayudar a que toquen un poco los pies en
la realidad. Y ayudarle a descubrir sus habilidades e
intereses por temas a
los que se podría dedicar laboralmente dentro de unos años es un buen comienzo
para que le encuentre sentido a la ardua tarea de estudio.
El adolescente funciona, muchas veces con
premios. Buscad reforzadores, algo que desee con todas sus
fuerzas: salidas el fin de semana con amigos, dinero, móvil, clases de padel…
y “jugad” con ellos como premios por el esfuerzo realizado (incluso
aunque los resultados no sean sobresalientes). Y no os olvidéis de ofrecer cariño, tanto en los
premios como en la retirada de los mismos pues las expresiones de amor hacia
vuestro hijo NUNCA deben emplearse como moneda de cambio.
Por Isabel Oliva Gómez, Pedagoga, Logopeda y Técnico del Ayuntamiento de Barbate.
Por Isabel Oliva Gómez, Pedagoga, Logopeda y Técnico del Ayuntamiento de Barbate.
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