lunes, 5 de febrero de 2018

NIÑOS/AS OBEDIENTES VS DESOBEDIENTES

A grandes rasgos, podemos decir que un/a niño/a totalmente obediente es un niño/a que se ha dado por vencido/a. No muestra interés en mostrarse como es el mismo o ella misma. Sólo logra satisfacción sometiéndose a los demás. Es un buen subordinado/a. Cuando crezca será un adulto/a pasivo/a carente de todo impulso, de imaginación e iniciativa.

Por el contrario, un/a niño/a que siempre se porta mal, es un/a niño/a que no ha aprendido a posponer su gratificación, no puede renunciar al placer inmediato en espera de una satisfacción mayor que puede lograr a través de medios socialmente aceptados. Con frecuencia estos niños y niñas han crecido en un ambiente que no les brindó nunca satisfacciones suficientes como para permitirles aprender a controlar sus impulsos en espera de una gratificación mayor, diferida. O sea que para que su hijo o hija pueda tolerar la frustración debe aprender que obtendrá cierta satisfacción por hacerlo.



¿Qué podemos hacer si nuestro hijo/a es siempre desobediente?

Para empezar, indagar las razones que originan esa mala conducta. Identificar con claridad el problema para poder resolverlo (escasa atención de los padres, padres que  aspiran a la perfección, privación al niño/a de satisfacciones y privacidad cuando no cumple con exigencias desmedidas, celos por el nacimiento de un hermano/a, etc).

Un niño/a tratado con indiferencia o exigencias desmedidas es normal que se muestre desinteresado, carezca de motivaciones y se porte mal constantemente. No importa lo bien que se pueda portar o lo logros que pueda obtener, nada se le reconoce.

Los niños/as que siempre hacen lo opuesto a lo que se les pide.

Esta actitud de los niños/as encubre un mensaje. Nos está pidiendo indirectamente que se interese más en él o ella. La conducta de oposición persistente es en el peor de los casos un intento de contrariarla y en el mejor de los casos un medio para llamar su atención.

El intento de contrariarla es la expresión más directa de la hostilidad y el resentimiento del niño/a. A veces el niño/a miente, roba o actúa con falsedad no por las dudosas recompensas que puedan significarle estas acciones, sino por el solo hecho de portarse mal. En general, un niño/a que manifiesta crónicamente estas conductas está pidiendo a gritos que le presten atención.


Por Isabel Oliva Gómez, pedagoga, logopeda y técnico de la Delegación de Educación y Fco Javier Camacho Ramos, psicopedagogo para la Escuela de Padres del Ayuntamiento de Barbate.

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