1.
EL
BUEN HUMOR Y EL OPTIMISMO:
Si imaginamos una persona con buen humor, nos viene
a la mente una persona que no se enfada demasiado, que está contento, que ve la
vida de una forma positiva,…Pues eso es lo que queremos para nuestros hijos.
QUE SEAN FELICES.
•
Algunos
niños están mejor dotados para el buen humor. Si bien, el humor se va
desarrollando a lo largo de la infancia.
•
El
sentido del humor es tan necesario en la vida familiar como el afecto o la
disciplina. Permitirá a los niños afrontar mejor las situaciones difíciles, los
problemas, los temores,… así como descargar tensiones y mejorar el ánimo.
¿Por
qué es importante el buen humor?
A medida que el bebé crece,
vamos dejando de hacer el payaso,.. Vamos pasando a las normas, a recalcarle
sus errores, problemas y conflictos. Y DEJAMOS DE JUGAR CON ELLOS.
Las tensiones y el cansancio
del trabajo hacen que dejemos de lado la alegría y que nos convirtamos, A OJOS
DEL NIÑO, en PERSONAS SERIAS Y ABURRIDAS
LOS NIÑOS A LOS QUE SE LES HA
DESARROLLADO EL HUMOR TIENEN UN MAYOR
DESARROLLO COGNITIVO Y EMOCIONAL.
El buen carácter es una
competencia social muy valorada. Todo el mundo prefiere estar al lado de una
persona optimista y divertida.
Un niño así es una persona
más resistente ante los problemas y con más capacidad para resolverlos.
¿Cómo educamos el buen humor?
Empecemos
con nuestra actitud: Seamos optimistas ante los problemas,
riámonos de nuestros propios
errores y limitaciones, veamos el lado positivo y divertido de los pequeños
contratiempos, sonriamos.
Reservemos
un tiempo para el juego en familia.
Organicemos
sesiones de chistes, de historias; contemos anécdotas, veamos vídeos
familiares, películas de risa. Juguemos incluso a aquellos juegos para los que
ya no estamos capacitados. Vernos hacer el ridículo les divertirá.
En definitiva: Un niño siempre preferirá vivir en un hogar en el
que se divierte, en el que se resuelven los problemas con optimismo y energía
positiva, que en uno serio, donde se dan órdenes, se discute, se recrimina,…
Vivir en una familia feliz es
LO MEJOR QUE PODEMOS DEJARLES A NUESTROS HIJOS.
2.
¿CÓMO ENSEÑAMOS BUENOS MODALES?
Primero revisemos los nuestros propios:
-
¿Pedimos
las cosas por favor?
-
¿Damos
los buenos días cada vez que entramos en un sitio?
Los padres tenemos que dar a
nuestros hijos un modelo que puedan imitar. Los buenos modales son importantes.
¿Cuántas veces utilizamos a lo largo del día estas expresiones? “Por favor, no me interrumpas cuando estoy
hablando con otra persona”. "Pide las cosas por favor”. “No hables con la boca
llena”.
¿Hoy hay relajación de buenos modales? Pero apreciamos más a los niños con buenos modales,
son más agradables.
EJERCICIOS PRÁCTICOS:
1. Escojamos 3 o 4 normas. Las escribimos y las
pegamos en la nevera. Cuando las hayan aprendido, ponemos otras. IMPORTANTE:
elogiemos a los niños cuando muestren buenos modales. Efusivamente a los
pequeños, y levantando el dedo pulgar o guiñándole un ojo a los mayores.
2. Enseñémosles a comportarse en las relaciones
sociales: a dar las gracias, a decir lo buena que estaba la comida, a saludar a
los amigos de los padres, Nunca son demasiado pequeños para aprender esto. Si
nos fijamos expectativas altas, los resultados serán mucho mejores de lo
esperado.
3. En caso de que un niño PERSISTA EN SUS MALOS
MODALES. Recurrir a programas que incidan en el refuerzo. Si se levanta
continuamente de la mesa, Dibujar un grafico con las dos principales comidas
del día para una semana. El niño pondrá pegatinas por cada comida en la que no
se haya levantado hasta que no ha terminado de comer. Por cada día que consiga
dos pegatinas, un premio (golosina, cuento, tv.). Y un premio más importante al
final de semana. El premio diario se va retirando cuando se van fijando las conductas.
3.
EL
BUEN CARÁCTER:
Un objetivo muy importante de la educación que damos
a nuestros hijos es conseguir que tengan un BUEN CARÁCTER. Es la base de todo
lo que pueda conseguir en el futuro: de sus logros académicos, de sus logros
profesionales, de su éxito en las relaciones con los demás.
Para ello:
-
Escojamos un buen colegio, con un proyecto
educativo cuyos valores compartamos.
-
Fomentemos
actividades fuera de casa, que le doten de aquellos recursos que fomentan el
buen carácter: deporte en equipo, salidas y excursiones,…
-
Procuremos
conocer a su grupo de amigos.
-
Estemos
pendientes de cambios bruscos en su carácter, porque debería deberse a algún
problema.
-
No
convirtamos una charla sobre lo que hacen con sus amigos en un interrogatorio,
sobre todo en la adolescencia.
-
A
partir de cierta edad, necesitan preservar su intimidad y reafirmar su
independencia.
-
Eso
no quiere decir que estén ocultándonos nada malo.
-
Démosle en casa la oportunidad de expresar sus
opiniones y de reafirmarse.
-
Si
es demasiado obediente en casa, también lo será en la calle.
-
Es
preferible que tenga criterio propio.
-
Vigilemos
lo que ve en televisión, internet,…
-
A
ciertas edades no podemos prohibirles ver algunas series o jugar con ciertos
videojuegos. Sería una falta de integración en el grupo. Sí podemos reflexionar
con ellos de los mensajes incorrectos que transmiten y de que no hay que
confundir ficción con realidad.
Nuestra
forma de resolver los problemas puede generar en nuestro hijo un estilo PESIMISTA U OPTIMISTA.
Ejemplo: Juan
ha suspendido el examen de lengua y su padre está echándole una regañina:
Padre 1:“Nunca estudias, siempre está
jugando con la videoconsola, así nunca aprobarás el curso y nos quedaremos sin
vacaciones”. Este discurso a nuestro hijo no le sirve para nada, porque no le damos las claves para tratar de
resolver el problema. Estamos dándole la etiqueta de fracasado y la sensación
de que no hay nada que hacer.
Padre 2: “Deberíamos revisar lo que ha pasado y ver qué podemos hacer para
solucionarlo. “Podríamos hacer un trabajo extra sobre un libro, o si no
entiendes algo yo te lo explico, o podríamos elabora un horario para que te dé
tiempo hacer las tareas”. De esta forma nos implicamos nosotros y VE QUE PUEDE CONTAR
CON NUESTRA AYUDA.
4. RASGOS
DEL BUEN CARÁCTER:
Contar
con recursos psicológicos y con un sistema de valores que permita alcanzar una
vida feliz y convivir armoniosamente en sociedad.
1.
Confianza
en uno mismo, permite tomar decisiones acertadas, resolver
problemas. Esto se logra si el niño ha crecido en un ambiente de afecto
incondicional, pero en el que también se hayan marcado unas pautas claras y
unos límites que le aporten seguridad, y en
le hayan ofrecido posibilidades de autonomía y de exploración.
2.
Valores
morales, como la honestidad, el respeto, la responsabilidad,
la justicia, la solidaridad o la compasión.
3.
Gran capacidad para la vida en sociedad. Para
relacionarse positivamente con los demás, en los más variados contextos
sociales.
4.
Buen humor, optimismo.
Afrontará mejor los contratiempos y los problemas y creará a su alrededor un
ambiente de felicidad y satisfacción.
6. BIBLIOGRAFIA:
1. Transmitir valores a los niños. Gerda Pighin.
Editorial RBA.
2. Cómo fortalecer el carácter de los niños. Robert
Brooks y Sam Goldstein. Editorial Edaf.
3. Cómo desarrollar la autoestima en los niños.
Emanuelle Rigon. Ediciones Mensajero.
Por
Antonio Fernández Ligero, psicólogo
para la Escuela de Padres del Ayuntamiento de Barbate.